Efesios 3:13-21
A lo largo de nuestras actividades, muchas veces sentimos que nos faltan las fuerzas para seguir.
La principal actividad que cada mujer debería tener es levantarse cada mañana y chequear su nivel de fuerzas, sus energías.
Cada vez más son las mujeres que se levantan desmoronadas, sin ánimo, con depresión, sienten que no durmieron bien durante la noche, que no tienen ganas de nada, ni siquiera sacar el pie para levantarse pero deben hacerlo.
Debemos conectarnos con la
Motivación Interna .
Hemos perdido el fuego interno, la capacidad de motivarnos a nosotras mismas y esperamos que algo de afuera nos haga recuperarlo.
¿Por qué tenemos que recuperar ese fuego interno?
Cuando estamos cansadas, decepcionadas, reaccionamos hacia los demás con enojo porque estamos agotadas.
Las mujeres no nos permitimos conectarnos con la motivación interna.
Hay dos tipos de motivaciones: una interna y otra externa.
La motivación es el empuje, la fuerza para actuar, es alegría, coraje.
Una mujer motivada internamente no ve nada como un problema u obstáculo porque la motivación interior es más fuerte que la externa.
Los dos tipos de motivaciones son necesarias y ninguna de las dos son malas, porque hay momentos en que la necesitamos externamente.
Esa es la tarea de un líder, debe ser motivadora, alentar, dar, orientar, animar; porque si la gente no se ve motivada se va.
Motivación es dar impulso, ayudarle para seguir adelante.
Las mujeres tenemos un problema, intentamos vivir de la motivación externa y, aunque no es malo, el problema es cuando se transforma en dependencia.
No nos enseñaron a ser independientes y necesitábamos que el otro nos diera permiso para actuar.
Buscamos la dependencia de la motivación: “ Si alguien me motiva desde afuera me está autorizando a hacer lo que quiero.”
Hemos confundido la motivación externa con la autorización para hacer algo.
Si alguien nos dice: “ Adelante, vos podés ” creemos que tenemos permiso para hacer lo que hay dentro de nuestro corazón.
Por ejemplo, me doy un permiso interno “aprender a manejar”. En lugar de hacerme preguntas que lleven a mi propia acción, después de tomar la decisión “a medias”, comienzo a preguntar:
1º a toda mi familia “¿qué te parece?”, buscando que me motiven externamente para hacer lo que primero nació adentro.
2º busco quien me acompañará en el desafío: económica, emocionalmente apoyando desde el principio hasta el final, necesito que estén conmigo porque si me apoyan tengo autorización para hacerlo.
3º Busco que el otro me aliente para superar mis temores porque no tengo seguridad de mi motivación interna.
Vamos tanteando todo el tiempo, buscando de los demás porque no desarrollamos la motivación interna.
O de lo contrario buscamos en los extremos: “ A mí me tiene que pasar algo para que lo haga” “Si mi marido se muere voy a aprender a manejar” .
S iempre la motivación de afuera.
Cuando la motivación externa no se da, se produce una frustración que manifestamos con resignación dando explicaciones espirituales a lo que nada tiene que ver con eso (“ Y…No era mi momento”, “Dios no habrá querido que lo haga”, ”No era para mi”, “Vaya a saber de qué me salvé ”)
Estamos aceptando que no recibimos motivación externa y mi motivación interna no vale, no tiene sentido por eso abandono el proyecto.
Aprendé a creer en vos, no esperes la motivación externa.
Si abandonas tu proyecto llega el desánimo por un deseo no satisfecho, una expectativa sin cumplimiento, cansancio, falta de fuerza. El desanimo nos hace cobardes, no hacemos nada esperando ser animadas por otros.
Debemos aprender a reemplazar la motivación externa por la interna.
La motivación interna es la brújula para saber qué es lo que queremos en la vida y por lo que lucharemos.
No es: “ quiero esto, pero pido permiso para ver si los demás quieren que haga lo que yo quiero”.
Es: “quiero saber qué es lo que quiero y me motivo a mí misma para hacerlo”.
Motivación interna es sintonizarte con lo que querés.
Si sentís que hay un cerco motivate para atravesarlo.
Cuando soltás una palabra de fe, tenés que ir detrás de ella y tendrás que hacerlo aunque haya obstáculos, aunque te caigas.
Dedicate, buscala, declará fe hasta el final, hasta conseguir lo declarado.
Aunque se rían y digan que no lo lograrás contalo a todo el mundo, no pierdas la fe.
Dios sigue tus palabras y corre detrás de ellas, dice: “Lo vas a lograr porque me encantan las mujeres de fe.”
Auto motivación es la brújula interior.
Cada vez que quieras lograr algo, en lugar de buscar las voces de afuera que te aprueben, preguntate cinco veces: ¿Por qué lo que deseo es tan importante?”
Escribí las respuestas que surjan y cuando las leas descubrirás el propósito y al saberlo vas para adelante, no es algo inventado ni porque alguien te dijo que tenías que hacerlo.
Seguí, insistí hasta lograrlo y tener el resultado en tu mano.
¡No te detengas hasta verlo hecho!
Luchá por tu propósito, no busques motivación de afuera.
A veces sentimos que algo queremos pero no sabemos qué, por eso debemos preguntar para conectarnos con el propósito.
Conectada con la motivación será más fácil soportar el fracaso, aceptarás los errores y seguirás adelante, pero sin el propósito claro, al primer error, perderás las fuerzas para seguir caminando.
Tal vez el objetivo que tenías se truncó en la mitad, te desanimaste y dijiste: “ no tengo más deseos, empecé bien pero ahora la verdad ya no tengo ganas de nada”
No encontraste el propósito por eso te desanimaste.
La auto motivación es fundamental, es ver lo que ven los demás pero reaccionar de forma diferente, percibir algo distinto.
El fuego interno es auto motivación.
Pablo veía que algunos discípulos se estaban desanimando por la tarea que tenían que hacer, les dijo: “Estoy orando para que el Padre fortalezca su hombre interior, el ser espiritual.”
Fortalecé tu ser espiritual .
El ser espiritual es motivado con fe.
La fe mueve a hacer cosas grandes, imposibles que nadie hizo.
El Señor te da una palabra y corres adelante para alcanzarla, aun en los pequeños detalles. Dios valora tu fe.
Cuando a pesar de las circunstancias externas la motivación viene de adentro, sin estar pendiente de lo que digan los demás, cuando no importa que te llamen loca, que no te den nada para lograrlo y declaras que nadie te va a mover porque tenés una palabra de Dios, así ocurrirá.
Fortalecé tu interior, decí: “Nada me moverá de la palabra y correré tras ella.”
Sé libre de las opiniones y aún del aliento externo. No busques que alienten tu sueño, soltá la fe y alentate vos misma.
El éxito no está en pelear sino en creer, la batalla es del Señor.
Cree a Dios sobre tu vida, sobre la vida de tus hijos, de tu pareja, de tu salud y Dios peleará la batalla.
Cada mañana, cuando te levantes y no tengas fuerzas, auto motivate, declara: “S é que en este día, Dios hará algo glorioso”.
Cambiá tu cobertura espiritual negativa por una cobertura de fe.
Cambia todo los “no”, por sí.
Porque no vinieron de adentro sino de afuera, del mismo espíritu de Dios.
Disfrutá que Dios te ve vencedora y exitosa.
Poné una mano en tu corazón y escucha su latido, es fuego interno.
Dios te hace ver lo que otros no pueden percibir, quiere que despiertes.
“ De oídas te había oído pero ahora mis ojos te ven ”
Peleá por tu milagro.
No esperes la aprobación de nadie, soltá a la mujer fuerte que hay dentro tuyo.
Renová tu fuerzas, tu fe, tu fuerza interior y seguí a pesar de los obstáculos y alcanzarás todo lo que Dios te dijo.
Ve detrás del resultado y tendrás la victoria.
Sos valiosa, única. Dios hará cosas tremendas. Que tu motivación no decaiga, te corresponde mantenerla de continuo. Dios te favorece.
Bievenidos
Hace 15 años