"Transeúnte, piensa en la fuerza de estas tres palabras: UN DIOS, UN MOMENTO, UNA ETERNIDAD".Un Dios que te ve,un momento que se te va a escapar,una eternidad que te espera.Un Dios a quien olvidas, un momento que malgastas,una eternidad que arriesgas tan livianamente.Una solemne eternidad se acerca a nosotros cada día. Pronto tendremos que dejar los asuntos que nos absorben, ese negocio que nos impide descansar, esas tierras que quizás hayan producido mucho. Tales actividades, aún cuando nos hayan enriquecido materialmente, no irán con nosotros, no podremos llevarnos nada. Al final, todo se nos escapa y si no tenemos esperanza alguna para el "más allá", ¿de qué nos sirve haber vivido?Amigo, amiga... si acaso en tu vida no tienes nada que te cause la más mínima molestia, el más leve pesar, entonces bien puedes ignorar lo que te compartimos. Sin embargo, si así como a nosotros, alguna cosa te aqueja, algo te duele y te roba la paz que Jesús te regaló, medita en estas tres palabras y pronto descubrirás que lo mejor que puedes hacer es acercarte a Dios a través de Su Hijo Jesucristo, reconocerte pecador y sin más culpa ni remordimiento, acepta el sacrificio de Jesús en la cruz pagando el precio de tus errores. Luego, busca una iglesia en la que encontrarás otros hermanos que así como tu y nosotros, también han cometido errores y por la gracia de nuestro maravilloso Padre y Dios Eterno, están viviendo vidas renovadas, llenos de esperanza y gozosos en la segunda venida de nuestro Señor Jesús.Finalmente, no olvides las Palabras de Dios cuando dice:... ¿Que aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma, o qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergozare de mi y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángles. Marcos 8:36-38.Nada hemos traído a este mundo y sin duda nada podremos sacar. 1 Timoteo 6:7