EL CRISTO QUE PREDICAMOS
es el que "siendo Dios, no estimó ser Dios,
como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó de si mismo,
tomo la forma de siervo y se hizo semejante
a los hombres, y vino a la tierra a morir
en una Cruz, para perdonarnos nuestros pecados". (FILIPENSES 2: 6-8)
"Este es el cordero de Dios que quita
el pecado del mundo".
(JUAN 1:29)
Este es el Cristo que predicamos,
el que dejando su Majestad en el Cielo,
vino a la tierra a morir por mi, por mi pecado,
ocupando el lugar que yo debía ocupar.
Este Cristo que es Amor
y que "quita",
no solo perdona,
sino que olvida para siempre mi pecado,
"lo hecha al fondo del mar", para
que yo sea libre de él.
Hace 2000 años había una
enfermedad muy común en aquel
tiempo: la lepra.
Y hoy día sigue existiendo, con otro
nombre: El pecado.
Y usted puede decir que el pecado no
tiene que ver con usted.
Pero pasa con esto lo mismo que con la
"ley de la gravedad".
La ley de la gravedad podemos creer
o no creer en ella,
pero lo cierto es que si usted se sube al borde
de un tejado, y da una paso hacia adelante,
usted va a caer y estamparse en el
suelo, lo crea o no lo crea.
Pues con el pecado pasa lo mismo, usted puede creer o no, pero esta ahí en usted y en mi.
Y este Cristo que predicamos es
"el cordero de Dios que quita el pecado del hombre".
Nadie mas puede perdonar pecados. Solo Dios.
En cierta ocasion, nos relata LUCAS 5:12 "se presento ante Jesus un leproso que le dijo: "Señor si quieres puedes limpiarme (sanarme). Y Jesus le tocó y le dijo: Quiero sé limpio (sano), y aquel
hombre sanó al instante".
Con un simple gesto (el tocar a este hombre)
Jesus le sanó.
Pero "nadie tocaba a un leproso en aquel tiempo".
Como hoy dia nadie quiere tocar a un drogadicto,
a un alcoholico, a un ladrón. Nadie quiere
ni acercarse a ellos.
Pues este Cristo que nosotros predicamos
se acerca hoy a usted y a mi, pecadores,
nos toca y nos libera de ese pecado que nos esclaviza.
Este es el Cristo que predicamos.
¿HA SIDO USTED PERDONADO DE SU PECADO?
Si no es así y quiere recibir el perdon de pecados,
haga usted esta pequeña oracion conmigo:
"SEÑOR RECONOZCO QUE SOY PECADOR. Y TE PIDO QUE ME PERDONES DE MIS PECADOS. NO QUIERO SER MAS ESCLAVO DE ELLOS.
SEÑOR ENSEÑAME TU CAMINO, Y DAME FUERZAS PARA ANDARLE.
QUIERO RECIBIR A JESUS EN MI CORAZON, PARA QUE SEA QUIEN DIRIJA MI VIDA Y GOBIERNE MI CAMINAR, TE LO PIDO EN EL NOMBRE DE JESUS, AMEN, AMEN Y AMEN".
Si usted ha hecho esta oracion sinceramente
( y tenga que cuenta que Dios no mira las palabras,
sino los corazones)
usted desde este mismo momento,
ha pasado a ser un hijo de Dios,
usted acaba de nacer de nuevo.
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